España tiene una esperanza de vida de las más altas del mundo, pero no se trata de vivir más, sino de vivir con salud. Y, como sabemos, nuestra salud y la salud del planeta están íntimamente relacionadas.
El modelo actual de consumo y movilidad favorece el calentamiento global por el uso de combustibles fósiles, la explotación del suelo, la eliminación de bosques y la cría intensiva de ganado. Relacionadas con nuestros hábitos de vida, hoy predominan las enfermedades crónicas: cáncer, cardiovasculares, diabetes, obesidad.
Para preservar nuestra salud y la del planeta, es imprescindible revertir nuestro modelo de consumo, transporte y alimentación, modificando las fuentes de energía y nuestra forma de alimentarnos.
Sustituir productos de origen animal por productos vegetales, que son más saludables y tienen un menor impacto climático, ayudará a la reducción de las enfermedades crónicas y del deterioro de los ecosistemas, por una menor contaminación, calentamiento y deforestación, y a su vez minimizará las probabilidades del surgimiento de nuevos virus.