Carmen Morales y Miguel Retamero plantean un diálogo exigente para una experiencia hedonista. El campo sonoro se sitúa en una zona intermedia entre la música experimental de corte académico y la música de baile, siendo pues producto de una aparente, pero fértil, contradicción.
DURO VINO sustenta su labor en el compromiso de contribuir en la definición y construcción de un futuro en el que esta parte del sur de Europa mantenga la relevancia en el diálogo global, adaptándose a los nuevos paradigmas de comunicación con unos códigos culturales e históricos propios. Para ello trabajan en la construcción de un lenguaje híbrido que recoge referencias tanto de la alta cultura clásica europea y española como de la cultura popular y digital.