El fin del siglo XIX también vivió el ocaso de la Casa Loring-Heredia. A la enfermedad y posterior muerte del marqués Loring le siguió un declive económico del que Amalia Heredia y sus herederos no pudieron recuperarse. La venta de la finca de La Concepción en 1911 al matrimonio vasco Echeverría-Echevarrieta iniciaría una nueva etapa del museo loringiano que se vio amenazado por la guerra civil y la dispersión de piezas. La actuación de eruditos como Juan Temboury y Giménez Reyna permitió la salvaguarda y exposición de muchas de las antigüedades cuyo rastro seguiremos hasta nuestros días en el museo de la Aduana de la Málaga donde conforman un excepcional patrimonio arqueológico e histórico.
De la finca de La Concepción al Museo de la Aduana: la colección en la actualidad
/ Historia