La crítica de arte ha sido, desde hace siglos, una herramienta necesaria y eficaz para comprender, analizar y transmitir la producción artística a un público interesado, emitiendo juicios de valor aplicados a obras de arte, y sostenidos por argumentos intelectuales. Esta importante labor de mediación ha sido un elemento fundamental en la formación del gusto de la sociedad, especialmente en relación al arte más actual que por su complejidad y polisemia ha requerido de la elaboración de una serie de claves y códigos para su comprensión final. En los últimos años, estas funciones de la crítica se han visto ejercidas en su mayoría por los medios de comunicación social y cultural e incluso por la ubicuidad y omnipresencia de las redes sociales, lo que ha supuesto una deriva hacia la “noticia”, destacando muchas veces lo meramente espectacular o novedoso. Este cambio de paradigma demanda una reflexión profunda y razonada.