El dolor y sufrimiento son universales, inevitables, caprichosos, incomprensibles, pero fundamentalmente humanos. La dignidad, el amor, la libertad, la justicia, la solidaridad, la alegría, la felicidad son humanas, pero de igual manera lo son el dolor, el sufrimiento, la amargura, la pena. El hombre sólo puede vivir una vida auténtica si conoce por igual la caricia del amor y el zarpazo del sufrimiento. Distorsionamos la verdad sobre el hombre si pretendemos excluir las experiencias que siendo humanas no nos son agradables o placenteras. Empequeñeceríamos al hombre y lo haríamos cautivo de una gran mentira.
Dialogaremos con la poeta y filósofa, que es autora de varias obras en las que reflexiona extensamente sobre el tema del dolor y del luto.