Tenemos una oportunidad histórica para evitar el colapso. No basta con cambiar de actitud, necesitamos actitud de cambio. No es momento de bloquearse por el pánico, pero sí de llamar a las cosas por su nombre, de apoyarse en el conocimiento y de luchar por abrirse paso hacia un futuro incierto en el que nada volverá a ser igual.
Evitar un cambio climático catastrófico requiere una rápida descarbonización de la economía y mejorar la gestión de los ecosistemas. Para no rebasar un calentamiento de 1,5 °C, el mundo debe detener inmediatamente la explotación de petróleo y gas y pasar rápidamente a las energías renovables. Está claro que las estrategias para la descarbonización están listas o en camino de estarlo. Pero no su aplicación. Los investigadores, los activistas, la industria y, sobre todo, los responsables de la toma de decisiones deben averiguar qué medidas políticas son necesarias, y cuáles funcionarán, para desbloquear el futuro que todos queremos ver.