Probablemente Erskine Caldwell sea en la actualidad uno de los miembros menos conocidos de la Generación Perdida a pesar de que en su época fuese un autor de gran repercusión tanto desde un punto de vista comercial como para la crítica más exigente. Representante de la novela sureña, en estrecha competencia con William Faulkner o Thomas Wolfe, Caldwell nos presenta en La ruta del tabaco el duro panorama de los campos de algodón en Georgia. Un mundo y unos personajes que el autor conocía de primerísima mano, ya que no en balde había trabajado en su juventud como jornalero en las recolecciones algodoneras de ese estado. A través de unos diálogos magistrales, La ruta del tabaco nos muestra unos personajes entregados a la dura tarea de la supervivencia que cautivaron a John Ford, que adaptaría la novela al cine en 1.941.