Aunque el hecho no haya sido todavía asimilado por la opinión pública, acostumbrada desde hace décadas a concebir la población mundial como una masa en continuo aumento, hay un profundo cambio demográfico en marcha que afectará en las próximas décadas de maneras distintas a casi todos los países del globo. España no es una excepción y las consecuencias del envejecimiento de la población ya se dejan notar en forma de problemas políticos tan delicados como el sostenimiento del sistema de pensiones. ¿Qué caracteriza el cambio demográfico en marcha? ¿Cuál es su magnitud y cuáles son sus causas? ¿Qué consecuencias, positivas y negativas, cabe esperar del mismo? ¿Y de qué manera pueden mitigar sus efectos más perniciosos?