A lo largo de diez años, desde finales de los años veinte hasta poco antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, dos de los más conocidos y míticos escritores europeos, Stefan Zweig (Viena 1881 – Petrópolis, Brasil, 1942) y Joseph Roth (Brody, Galitzia, Imperio Austrohúngaro 1894 – París 1939), mantuvieron una valiosa e intensa correspondencia. Un intercambio epistolar, un documento inapreciable, descarnado, en vivo y directo, que hoy, cualquier ciudadano europeo lee estremecido, situándose, junto a ellos, en la misma vorágine de la Historia. Una vorágine que arrastraría a muchos en aquellos días y que desembocaría en una paz costosa, en ocasiones frágil, amenazada, tras largos sufrimientos y millones de muertos. Con la subida de Hitler al poder, prohibidos y quemados sus libros, hostigados con virulencia, ambos, judíos, emprendieron el camino del exilio. Uno, Zweig, emigraría a Suiza, luego a Londres y más tarde a Brasil; otro, Roth, a París. Los dos, en especial Zweig, escritor de masas a nivel mundial, eran muy conocidos. Inmediatamente, Stefan Zweig, de una situación económica más que desahogada, cogió bajo su protección no sólo a Roth, si también a muchos otros en dificultades.
Más allá de la amistad (correspondencia entre Joseph Roth y Stefan Zweig). Con Mercedes Monmany
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