Grandes sociólogos del siglo pasado caracterizaron la modernidad como un conjunto de procesos sociales de reorganización económica, urbana, institucional y cultural que caracterizan unos cuantos cientos de años en los que se impuso el capitalismo, la sociedad estamental dio origen a la sociedad de clases y sucedieron varias revoluciones industriales y tecnológicas. El modernismo, por su parte, nombra a un conjunto de movimientos culturales que trataron de realizar una revisión crítica de los procesos de modernización sufridos por las sociedades. Está asociado a una visión optimista del poder de la cultura para redirigir la experiencia histórica y orientar los cambios sociales, de ahí que muchas manifestaciones se autocalificasen de «vanguardias».
De forma paralela, «postmodernidad» suele usarse para calificar una etapa de las transformaciones sociales que ya estaban prefiguradas en los cambios introducidos en la postguerra de la II Guerra Mundial y que asociamos a la globalización, la hegemonía del neoliberalismo y el creciente poder socioeconómico de la cultura de masas. Lo que llamamos «postmodernismo» agrupa a diversas líneas artísticas, narrativas y filosóficas que tratan de explicar y ocasionalmente criticar estas formas avanzadas de la modernización de las sociedades, casi siempre sin la atmósfera optimista del modernismo. La hipótesis, desde el privilegio que nos permite el observar la postmodernidad con varias décadas de distancia, es que la postmodernidad es un proceso continuo sin costuras, ya prefigurado en las tendencias de la modernización acelerada.
El postmodernismo, igualmente, fue un proceso cultural que utilizó instrumentos culturales ya presentes en el modernismo y, como ya ocurrió con la etapa cultural modernista, muchos de sus horizontes de expectativas se vieron pronto refutados por la historia: ni hubo fin de la historia ni final de los grandes relatos. Los vacíos culturales producidos por el final de la Guerra Fría fueron ocupados por identitarismos fundamentalistas, nuevos ciclos de violencia y nuevas modalidades de disputa cultural.