Vinculados a la historia local y a la memoria de los malagueños por sus famosas calles, Lorenzo Armengual de la Mota y José Molina Lario fueron obispos fundamentales para la evolución de las ciudades en las que ejercieron su ministerio. El primero, nacido en El Perchel a mediados del siglo XVII en el seno de una familia sin recursos, es el vivo ejemplo de que no hay mejor suerte que la de estar en el lugar y momentos adecua- dos: un cruce fortuito en la playa con el canónigo de la catedral mientras sus padres vendían pescado lo puso en la senda de una carrera eclesiástica brillante. El segundo, nacido en Teruel en el primer tercio del siglo XVIII, hizo por Málaga mucho más que una labor pastoral, entre otras cosas porque fue el responsable de que la ciudad tuviera agua potable gracias al impulso del fabuloso acueducto de San Telmo, la obra de ingeniería más importante de la época.
Obispos que marcaron una época (y sus calles): Armengual de la Mota y Molina Lario. Con Ana Pérez-Bryan Tello
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