Al menos desde finales del siglo XVIII, la naturaleza se ha convertido en una fuente de emociones para el ser humano. Las pasiones de la naturaleza se desatan a través de emociones que nos permiten reconectar o encontrarnos con nosotros mismos o paradójicamente, desconectar. Tenemos una necesidad de naturaleza que se hizo más evidente tras el confinamiento de 2020.
Sin embargo, esa conexión emocional sólo es posible si la naturaleza cumple su parte. Si conserva cierto orden, cierta similitud consigo misma. Algo que el cambio climático ha puesto en cuestión, generando estados de malestar y nuevas enfermedades mentales como la ansiedad climática, también llamada solastalgia o ecoansiedad. En esta charla indagaremos sobre qué ocurre cuando ese orden se rompe. Para ello, acudiremos a ejemplos históricos de desastres naturales para entender cómo se desatan las pasiones de la naturaleza.