En 1942 con el objetivo de luchar contra la prostitución se crea, dependiente del Ministerio de Justicia, el Patronato de Protección a la Mujer. Su finalidad era la prevención de explotación sexual de mujeres jóvenes y la regeneración moral de las mujeres prostituidas.
Málaga era al terminar la guerra civil, una de las ciudades españolas más afectadas por la actividad prostitucional y la actividad del Patronato, durante los años cuarenta fue muy intensa. Sin embargo, la mayoría de las mujeres ingresadas en el convento que regentaba la orden religiosa de Las Adoratrices no fueron prostitutas. Eran huérfanas, niñas abandonadas o procedentes de familias desestructuradas, así como muchachas que habían transgredido la moral sexual de la época.
El estudio del caso de Málaga revela que el Patronato de Protección a la Mujer fue el instrumento de un programa de control social focalizado en la vigilancia del comportamiento sexual y afectivo de las mujeres más jóvenes. Para ello la institución se dotó de una red de centros religiosos que utilizados como reformatorios femeninos han venido funcionando hasta los años ochenta del siglo XX.