Bailaora. Feria de Sevilla, España (1987) ©Inge Morath / Magnum Photos / FOTOHOF archiv
Por mejoras en las instalaciones, la exposición permanecerá cerrada el sábado 22 de febrero.
El Centro Cultural La Malagueta de la Diputación de Málaga con la colaboración de Fotohof, Contemporánea y ONO Arte presenta en Málaga Inge Morath. Retrospectiva; una exposición compuesta por 130 instantáneas de una de las fotógrafas más reconocidas de la Agencia Magnum, y que pretende sacar a la luz la poco conocida producción en color de Morath; color con el que trabajó desde el principio hasta el final de su carrera.
Inge Morath nació en Graz, Austria, en 1923. Siempre interesada por la fotografía como medio de testimonio de la realidad, al principio de su brillante carrera se vio obligada a utilizar un seudónimo masculino para firmar sus primeros trabajos. Gracias a su tenacidad, Morath fue una de las primeras mujeres en entrar en la prestigiosa agencia Magnum, primero como editora e investigadora -por invitación de Robert Capa-, y después como fotógrafa.
Morath ha sido una fotógrafa de rara excelencia: supo acercarse a sus sujetos, animados o no, con respeto y curiosidad, pero sobre todo con una atención que nacía de su profunda cultura, y esta exposición quiere celebrar su genio mostrando tanto algunas de sus obras más icónicas como otras menos conocidas para ofrecer al visitante el recorrido más completo posible por su producción.
La muestra es una retrospectiva cronológica y exquisita con más de un centenar de fotografías que recorren toda su vida y su obra, desde sus comienzos hasta su fallecimiento en 2002, incluidas las famosas instantáneas de Marilyn.
Fue en 1960 cuando estuvo, junto a los grandes fotógrafos de la agencia Magnum, en el rodaje de la película Vidas rebeldes, la última que completó Marilyn Monroe antes de morir. En el plató, mientras hacía las fotos, ya convertidas en legendarias, conoció a Arthur Miller, marido de Marilyn Monroe, guionista de la película y, en aquel momento, quizás el mayor dramaturgo estadounidense. Miller y Marilyn se separarían pronto y Arthur Miller se casaría con Inge Morath. Ambos pasarían los años siguientes viajando por el mundo, escribiendo y fotografiando lugares inaccesibles en aquella época, como Rusia o China.
La obra fotográfica de Inge Morath se caracteriza, por un lado, por su documentación cultural humanista, fruto de su intensa actividad viajera a lo largo de toda su vida y de su deseo de sumergirse en culturas y formas de vida extranjeras. Fue durante estos viajes cuando Morath produjo algunas de sus imágenes más famosas.
También los retratos ocupan un lugar central en su obra. Además de encuentros fugaces con transeúntes, Inge Morath retrató sobre todo a personas del mundo de la cultura. Su larga amistad con artistas y, más tarde, su matrimonio con Arthur Miller le abrieron muchas puertas, incluso para, literalmente, entrar en los estudios y pisos de estos artistas que a menudo documentaba. El escritor Philip Roth la llegó a describir como una «tierna intrusa».
Durante su trabajo como retratista, siempre buscó descubrir el lado más auténtico de sus sujetos, incluso con las celebridades. Sobresalieron los retratos que realizó en África, Europa y Asia, poniendo en primer plano la humanidad de hombres y mujeres con resultados que iban mucho más allá de la fotografía de reportaje. Muchas de estas obras fueron tomadas en color, algo poco frecuente en los años 50, y permanecieron desconocidas durante mucho tiempo, incluidas las fotografías tomadas en España, que ahora se podrán ver en Málaga.
El color
La fotografía en color, aunque no está totalmente ausente de las publicaciones de Inge Morath, sólo aparece en un puñado de casos. Esto puede explicarse en parte por el mayor coste de la impresión en color, especialmente en el caso de los libros más antiguos. Pero la ausencia de color es aún más notable en los últimos libros de Morath que en los primeros. No cabe duda de que se trata de una elección editorial o personal, y no sólo de consideraciones económicas.
A pesar de su aparente preferencia por el blanco y negro, las pruebas de la importancia del trabajo en color para la propia Morath se apoyan tanto en la alta concentración de imágenes en color que seleccionó para su inclusión en la base de datos de Magnum, como en la extensa colección de material en color que conservaba en su archivo personal.
Precisamente, esta exposición pretende sacar a la luz dicha producción en color de Morath, con el que trabajó desde el principio hasta el final de su carrera.
Como era de esperar, las primeras grandes obras en color de Morath, compuestas por cientos de imágenes, se produjeron durante largos viajes a España (1953 a 1958), Irán (1956), Rumanía (1958), México (1959 y 1960) y Túnez (1959 y 1960), por encargo de diversas revistas fotográficas. Morath viajó por primera vez a España con Cartier-Bresson en 1953, por encargo de Picasso para la revista Holiday. Pronto Morath empezó a yuxtaponer servicios por encargo en blanco y negro con trabajos personales realizados en color.
Pero no es menos cierto que la ausencia de trabajos en color en las publicaciones de Morath puede deberse tanto al prejuicio que compartían tantos otros fotógrafos de que para ser considerado artista había que trabajar en blanco y negro, como al hecho de que la propia agencia Magnum archivaba de forma diferente las fotografías en blanco y negro y en color, relegando estas últimas a la fotografía de archivo, y perdiéndolas a menudo, lo que dificulta la reconstrucción del corpus en color de los artistas.
Así pues, esta exposición pretende recuperar el papel del color en el corpus artístico de Morath, tratando de corregir la desequilibrada documentación histórica de su obra, pero al mismo tiempo también abre la puerta a restituir el fotoperiodismo en color en la historia más amplia de la fotografía, de la que permanece notoriamente ausente.