Buda nos advertía “Nadie puede hacerte tanto daño como tus propios pensamientos”. A partir de esta sentencia, hemos acabado interpretando que el ego es nuestro enemigo. Y esta forma de verlo nos lleva a una feroz lucha interior porque creemos que hay que empequeñecerlo o hacerlo desaparecer.
En esta sesión intentaremos entender nuestro ego: cómo se forma, cómo se solidifica y cómo se apodera de nosotros. El ego no tiene malas intenciones; solo intenta protegernos. Por ello viene cargado de pensamientos negativos, o lo que es lo mismo, de miedo. Solo comprendiendo nuestro ego podremos empezar a desapegarnos de él e incluso a sentir compasión por él. O, dicho de otro modo, aprender a perdonarnos.
¿Quién perdona al ego? Otra parte de nosotros que existe más allá de él. Durante este encuentro también intentaremos acercarnos a ella. Asomarnos a algo más grande que nuestra pequeña personalidad y que la trasciende.
Lo haremos a través de explicaciones teóricas y ejercicios prácticos.
El observador que somos podría definirse también como un iluminador. Al observar, ponemos luz sobre nuestros pensamientos, emociones y acciones. Y esa iluminación y observación de nuestro interior tiene una potente capacidad transformadora.